enero 3, 2008 - Leave a Response

BARIN BABABO

Colectivo de artistas Shipibo – Konibo

El arte o es plagio o es revolución

Paul Gauguin

El Taller de Pintura Barin Bababo, los Descendientes del Cosmos, fue fundado en 1999 por los pintores Elmer Inuma Pezo y Filder Agustín Peña, en un improvisado taller montado en los terrenos de la comunidad Shipibo – Koniba San Francisco de Yarinacocha en Pucallpa (Ucayali), adonde pertenecen todos los pintores que participan de este colectivo. Dos años después de la creación del taller, Elmer y Filder recibieron una invitación para participar en un intercambio artístico en Gotemburgo, Suecia. La motivación y los contactos que este viaje produjeron les permitieron realizar, en el 2005, su primera exposición internacional en el Museo Universion, también en Suecia. En el 2006, los trabajos de ambos junto a los de Grover Inuma y Loiver Yui pasaron a formar parte de la colección permanente del Museo Internacional de Arte Naif, en Vicq, Francia. En el 2007 vino la exposición en el Museo de la Nación en Lima y, recientemente, la del Convento de Santo Domingo – Qorikancha en Cusco.

El trabajo del colectivo queda así marcado por el viaje: a Europa, a Lima, a Cusco pero, principalmente, a un universo paralelo. Entrar en el mundo de la pintura shipiba es entrar en mundo de sueños, un mundo donde la naturaleza nos transmite, mediante un lenguaje hermenéutico, su colorido, belleza, diversidad y sabiduría. La pintura que hoy se nos presenta entra en sintonía con los ícaros shamánicos y nos traza el mapa que necesitamos para entrar en contacto con este universo paralelo, nos dice que estamos aquí pero que a la vez podemos estar allá.

Sin preparación técnica alguna, casi como por un acto de magia, los artistas han aprendido a dar un perspectiva especial a sus cuadros, la profundidad que su mundo requiere para ser explicado está marcada punto a punto, píxel a píxel; a su manera, la naif, nos transmiten los diferentes aspectos de la mística amazónica, donde todos somos iguales pero a la vez diferentes, donde todo es importante desde lo más pequeño hasta lo más grande, lo micro refleja lo macro y viceversa. Se trata de una estética que despierta una sensibilidad no sólo por su paleta y sus particulares formas, sino también por la cantidad de trabajo y por la paciencia puesta en la creación de cada uno de los cuadros.

El trabajo, como ellos mismos dicen, es un “rezo metafísico” que nos expone la cosmovisión del pueblo Shipibo – Konibo, no sólo como tradición sino como una posibilidad más.

Jorge Luis Baca de las Casas